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Del Batey, de Coros, de Cantos y del Ideal 1...Antes de que se me olvide




Por Jhonás Guzmán 

Las voces se escuchaban tan acopladas, pero a la vez tan disimiles que de inmediato llamaron la atención de todos nosotros, los estudiantes; era como si varias personas estuvieran cantando la misma canción, pero en dimensiones diferentes; la canción decía “Libertad, libertad sin ira libertad, guárdate tu miedo y tu ira, porque hay libertad sin ira libertad y si no la hay, sin duda la habrá” (hoy día sé que la canción es de la autoría del Grupo Jarcha).

Lleno de curiosidad esperé la llegada de la hora del recreo y como un sonámbulo bajé la escalera del segundo nivel, donde se impartían las clases del Segundo Grado de Bachillerato Comercial en el Colegio César Nicolás Penson (corría el año 1981). Al llegar al aula de primero del bachillerato, desde donde provenían las voces, me encontré con un grupo de jóvenes, que cantaban con entusiasmo y a un señor alto y delgado parado frente a estos, que les hacía señas, indicándoles cuando y como cantar. Para mí, aquello fue como una revelación, como un encuentro con aquello que querías como parte de tu vida.

 Sin perder tiempo, los estudiantes que nos aglomerábamos frente al aula y le preguntamos a Leandro Abreu, Director del colegio, que estaba parado en la puerta del aula, quienes eran estas personas y el motivo de estar cantando en un día normal de docencia. La respuesta de Leandro nos sorprendió: “El colegio está formando un coro de voces con personas que tienen experiencia en eso de coros, pues han estado en otros grupos similares, se llamará Coro Ideal y lo más importante, integraremos a estudiantes del colegio que puedan cantar y les ayudaremos con pago de la mensualidad; para esto se les harán pruebas de canto y afinación”.

 Para varios de mis compañeros y para mí, a los cuales nos encantaba la música, aquello de integrarnos a un coro y pagar menos en el colegio, era como una invitación de esas que no se podían rechazar; de inmediato, mis compañeros de aula: Rafa Corporán, Pablo Martínez, Pascual Soto, Galileo Guzmán-mi hermano- Luisa Elaxis, Diomaris Garcés y claro, yo, nos sometimos a las pruebas de canto. De otros cursos también participaron otros estudiantes, como Cecilia Dalis, Erna Turbi Liranzo, Rosa Estela Baez, Marciano Poll (Cano) y muchos otros más cuyos nombres no me llegan a la memoria.

 Las pruebas de canto fueron aplicadas por el Director del Coro, Sixto José Peguero y El profesor de música Manuel Alemán, es decir que había que emplearse al máximo para poder calificar. Como resultado de las pruebas, todos los compañeros mencionados la pasaron de buena manera…. Menos yo, que como desafinaba en los tonos altos, me permitieron integrarme pero solo como musico, pues podía tocar bien la tambora y las congas; para permitirme cantar, tenía que seguir practicando la afinación y tomar las clases de música con el profesor Alemán.

 Así inició, tanto para mí, como para mis compañeros una etapa muy especial en nuestras vidas, la del canto coral, la del aprendizaje de manifestaciones culturales de nuestro país y la de difusión de nuestros valores autóctonos, por medio del canto lirico y popular. El Coro Ideal fue para todos nosotros, el encuentro con nuestra identidad, mediante el cual canalizábamos toda esa energía juvenil de hacer cosas lo mejor posible, en aras de cambiar el mundo y hacerlo mejor y justo.

 Los ensayos del coro eran todos los sábados a las 2:00 pm y los Domingos a las 10:00 am. Las primeras horas del sábado estaban dedicadas a las lecciones de música con el profesor Alemán, el cual nos daba clases de solfeo y algo de armonía. No muchos se interesaban en estas clases, por considerarlas complicadas y aburridas, pero algunos de nosotros sí que las disfrutábamos y le sacamos provecho. A partir de las 3:30 pm entonces iniciaban los ensayos de las canciones que conformaban el repertorio del grupo, rico en hermosas canciones populares y otras de corte social, que poco a poco fueron sumando otras de tipo cultural.

 No había sol picante, ni lluvia pertinaz, ni situación alguna que interrumpiera los ensayos del grupo; todos andábamos a pie, a excepción de uno que otro compañero que podía disponer de una motocicleta, sin embargo, con la exactitud de un reloj suizo, a las 2:00 pm de cada sábado y Domingo, en el aula designada para ensayos, en el colegio, allí llegaba todo el grupo o al menos se recibía una excusa, si acaso alguien faltaba por alguna situación personal. Era inspirador ver el nivel de compromiso con el que tantos jóvenes asumían, de manera militante y desinteresada, las actividades del Coro.

 Continuara….




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