A mis amigos les adeudo la ternura.... de esta manera comienza y continua una de las tantas creaciones de Facundo Cabral y Alberto Cortez y con las que inicio mi grata impresión de cuando los amigos se reencuentran.
Parecería que el tiempo se detuvo al recordar una etapa que nos marco para toda la vida, por la disciplina, el respeto, el cariño, la honestidad, los estudios, la actividad cultural, el amor por la música, y los valores que nos fueron inculcados en el seno de la familia.
Ya con amplia experiencia acumulada, hablamos de las familias formadas, los compromisos asumidos, los achaques mas frecuentes, los intentos fallidos, los logros, el principal entretenimiento, y los cambios de hábitos determinados por voluntad propia y en otros casos por recomendación medica.
Entre el humor, la alegría, y la seriedad requerida en algunos casos, se pasa balance a todo, completamente desinhibidos, y sin nada que esconder. Se recuerdan las calamidades, pero también, los logros y metas alcanzadas que han permitido grandes satisfacciones.
Bienaventurados los que hemos conservado algunos amigos de infancia, ellos son un oasis en medio de la vorágine que ha impuesto la complejidad de los últimos tiempos.
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